viernes, 23 de octubre de 2009

"TRAS LA ESCENA: CLAVES DE UN TEATRO DE ACCIÓN SOCIAL"

Orlando Cajamarca Castro nació el 23 de Octubre de 1953. Es el fundador y actual director del Teatro Esquina Latina. Cajamarca ha recibido numerosos premios por su labor y obras como lo son: el premio Jorge Isaac de Autores Vallecaucanos, el premio Alejandro Casona y, menciones de honor en el premio Nacional de Dramaturgia.
En su libro “Tras la escena: claves de un teatro de acción social”, Orlando Cajamarca, establece que la labor del Teatro Esquina Latina en la sociedad caleña ha sido de gran significación porque integra a múltiples sectores de la comunidad en el desarrollo y presentación de las obras de teatro. Para lograr dicha distinción, el Teatro (i) se caracteriza por crear una plataforma juvenil socio-teatral. Además, (ii) establece una diferenciación entre los 3 tipos de audiencias. Y, finalmente, (iii) logra analizar el escenario nacional para tener en cuenta las prioridades de la gente a la hora de crear obras.
Con este texto, Orlando Cajamarca pretende dar a conocer el esfuerzo de la sociedad para ser escuchada y de cómo el teatro constituye el mejor medio para hacerlo. Además, pretende destacar su labor y la de los artistas, sin quienes el teatro, como lo conocemos, no existiría.

Desde su fundación, el Teatro Esquina Latina se ha caracterizado por vincular a distintos sectores de la sociedad y, para lograr una mayor influencia, desarrolló la plataforma juvenil socio-teatral.
Todo comenzó con un grupo de animadores teatrales quienes se dedicaron a contactar y sensibilizar a los jóvenes para que se unieran al programa del Teatro. Con el paso del tiempo, muchos de estos jóvenes decidieron convertirse en miembros activos de los grupos teatrales de base de Esquina Latina y, luego, fueron vinculados al “Taller Central de Formación de animadores teatrales”. La plataforma juvenil socio-cultural se caracteriza por trabajar temas relacionados a la comunicación y a la pedagogía artística. En este punto se da lugar a “la identificación y priorización de los conflictos más relevantes. Esta fase de apropiación temática provee la racionalidad y el propósito, que deben ser sintetizados en una primera premisa de trabajo.” Y, con esta base temática, la plataforma juvenil socio-teatral se encuentra en capacidad de crear nuevos montajes teatrales. Por esto, como afirma Enrique Buenaventura, “El discurso de montaje en un discurso iconográfico no puede existir independientemente de los propósitos ideológicos y de la acción social del grupo”. La dificultad a la hora de crear un montaje radica en que el acto creativo debe ser medido y premeditado (no se puede representar cualquier tema con cualquier recurso), pero, a raíz de que el propósito es lograr un recurso poético y estético, este siempre es imprevisto; así se constituye una difícil paradoja.
Es fundamental que un teatro reconozca a quienes hacen posible su existencia. No sólo un grupo de espectadores deben ser receptores de la creatividad, sino que todo el pueblo, o bien, miembros representativos de los diferentes niveles sociales, deben participar de la creación, para lograr obras de gran impacto social con un contenido ficcional/realístico. Precisamente, es ésta una de las principales estrategias para que los teatros sigan vigentes en la posmodernidad y puedan beneficiarse de los cambios culturales y sociales que se viven, en este caso, en la ciudad de Cali.

Es importante que los teatros distingan el tipo de audiencia en la que influirá una obra en particular, pues, básicamente, esto determina el éxito de la presentación.
Toda actividad cultural se presenta ante tres tipos de audiencias que son: sus propios autores, sus compañeros de profesión y el público que asiste a contemplar el trabajo. Esto quiere decir que en el ejercicio teatral, existe una relación intrínseca entre los actores y su público. Es por ello que, dicho ejercicio, se convierte en una estrategia de “revitalización sociocultural”. Por un lado, los autores se encargan de generar procesos de participación en los que se vincula a los jóvenes-compañeros de profesión- y se los convierte en “arte y parte del desarrollo social, cultural y ambiental de sus comunidades”. Por otro lado, la labor de los espectadores consiste en identificar sus vidas personales y colectivas en la representación teatral a través de los impactos psicológicos que la obra cause en ellos, en pocas palabras, el ejercicio teatral le propone al espectador una operación cognitiva.
Las audiencias se relacionan entre sí no sólo en el sentido de que las tres confluyen en el teatro. Su relación es mucho más profunda, por el simple hecho de pertenecer a una misma sociedad: la sociedad caleña. Aunque es bien sabido que los problemas de una comunidad en particular no son los mismos de otra, nos relacionamos porque, en el fondo, nuestra preocupación radica en cómo lograr una mejor sociedad, desde lo material hasta lo ecológico y estructural. Porque somos conscientes del civismo que hemos perdido y, de la misma manera, de que somos los únicos con la capacidad de cambiar el rumbo por el que la sociedad va encaminada. Es por ello que es necesario dejar atrás la individualidad y la búsqueda del interés personal, tal vez en materia económica esto pueda funcionar (recordemos la “mano invisible” de Adam Smith) pero no tiene el mismo efecto a nivel social. Y, es en este punto donde el teatro entra a jugar un papel determinante, pues nos ha enseñado a dejar atrás nuestras diferencias y a actuar como un equipo con intereses comunes.

Un teatro no puede ser independiente de su contexto. El primero influencia al segundo y, cualquier variación del segundo sacude sin cesar los fundamentos del primero. Esto está claramente planteado en el Teatro Esquina Latina.
Actualmente, el escenario nacional y local ha estado marcado por unas dinámicas económicas y culturales que trascienden las fronteras, por un proceso de globalización. Este mecanismo global, que permite la fusión de ideologías y objetivos, resalta la necesidad de crear un nuevo enfoque educativo, en el que se retome al territorio, lo que sucede en él y las preocupaciones que por él surgen. Dicho enfoque debe ser el eje de una enseñanza que, poco a poco, gana lugar en el ámbito de la acción social. La globalización ha hecho posible que, según Martín Barbero, “ya no podamos pensar la diferencia sin pensar la desigualdad”. Y, para implementar este modelo de enseñanza, el Teatro Esquina Latina ha desarrollado foros con las comunidades, que son espacios vitales para implantar los objetivos de su trabajo educativo y, al mismo tiempo, para realizar los procesos de creación teatral.
La contemporaneidad caracterizada por la globalización, supone que los ideales de las personas se han modificado en función del dinero, convirtiéndose éste en un fin en sí mismo. Lo anterior genera una actitud poco ética en la que se pierden los valores fundadores de la sociedad de Cali y en la que el desarrollo cultural sólo es concebible con la expansión económica de la región. Pero, es necesario recordar que el crecimiento económico no implica, necesariamente, desarrollo económico. Y, es esta condicional la que abre las puertas para que los ciudadanos actúen conjuntamente con el fin de rescatar el civismo (como se hace en los teatros) y la que nos hace caer en cuenta de que la globalización no es la solución a nuestros problemas sociales sino que, por el contrario, los acentúa.

En resumen, el teatro Esquina Latina es una entidad fundamental para el desarrollo cultural de la ciudad de Cali, porque reconoce que la integración social es la clave del éxito en cualquier ámbito de la vida colectiva o personal, y por eso es capaz de crear proyectos con las comunidades, de diferenciar sus audiencias y de caracterizar, debidamente, el contexto en el que se desarrolla.
El libro “Tras la escena: claves de un teatro de acción social” es, básicamente, un discurso pedagógico en el que se busca ilustrar a los demás teatros acerca del mejor método para analizar a la sociedad y para usar el conocimiento adquirido con el fin de crear y representar obras. En este sentido, es claro que Orlando Cajamarca cumple su propósito y logra adentrarse en un marco mucho más teórico del ejercicio teatral.
Finalmente, todo lo anterior deja la gran lección a esos teatros, cuya finalidad es el lucro, de que la verdadera esencia del acto teatral es el pueblo que lo disfruta y que se involucra en su formación y no lo mucho que pueda costar un tiquete de entrada. Por eso, el Teatro Esquina Latina es pionero, tanto de la creación como de la representación, pues pone de manifiesto, a través de diversas estrategias, las causas y consecuencias de las principales problemáticas socio-ambientales, que van desde asuntos de salud pública hasta la violencia intrafamiliar, pasado por el maltrato a la mujer, el mal manejo de las basuras y la defensa del agua como bien público.

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